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viernes, 27 de abril de 2007

Somos tontos...y pesados!!! Chile y el latinobarómetro



Qué diantres? Latinobarómetro? Suena a cualquier cosa menos a una encuesta - “Oportunidades de cooperación regional: integración y energía” - realizada por la fundación chilena que lleva el mismo nombre acerca de la "simpatía" o "antipatía" que despierta cada nación latinoamericana dentro de sus pares.



El viejo sueño de Simón Bolívar, del "Che", de Víctor Jara y de otros insignes parece haberse ido al resumidero cuando casi tras diez años de realizada por vez primera la encuesta, las relaciones entre los países americanos parece haberse distanciado. Según el sondeo, apenas el 27 por ciento de los latinoamericanos logra identificar a algún país de la región como amigo, más de 10 puntos menos que el 41 por ciento de 1998. Ya lo señalaba Romano Prodi, Primer Ministro italiano, en visita a Chile, cuando manifestaba que era poderosamente llamativo lo difícil que resultaba acá una integración aún cuando habláramos el mismo idioma - salvo Brasil -, y compartíamos el origen histórico, costumbres y realidades culturales, en franca oposición a lo que acontece en la Comunidad Europea. Haciendo un paralelo a lo que fue el proceso de integración europea, José Miguel Insulza comentó que a diferencia de esta zona del mundo, en América Latina no hay instancias de resolución conjunta y más bien las naciones resuelven “primero con un llamado telefónico, entre los presidentes involucrados, sus problemas”.

El tema es que el informe plantea que los países ven como "menos amigos" a los países fronterizos y como "amigos" a los distantes, salvo Brasil que siempre se muestra dentro de los más cotizados en cuanto afinidades. Nada extraño el resultado al apreciar la realidad que vive EEUU y México por el "muro" aquel, o Argentina y Uruguay, o Perú y Ecuador y Chile con sus vecinos sin distinción de acento.

Ahora bien, el tema más llamativo de la encuesta es la posición de Chile en dicho sondeo. Junto con EEUU y Cuba, resultamos el tercer país "menos amigo" según los datos extraídos. Sí conciudadanos. Nos ven soberbios, arrogantes y ególatras. Nada de extrañar cuando el 67 % de los encuestados en nuestro país cree que nuestro país cuenta con una imagen pródiga, sólida y económicamente muy bien encaminada en el extranjero. Dato no menor es que el 62% de los encuestados dice que la integración es el camino óptimo para superar las dificultades del continente, mientras que Chile aspira a un "camino propio". Nada más acertado entonces lo que los analistas internacionales hace rato vienen comentando: "Nos estamos aislando del vecindario".

Pero, ¿por qué? Para ningún sociólogo o historiador es raro señalar que Chile posee un fuerte racismo encubierto. Desde muy temprano ha habido en nuestro país una valorización exagerada de la "blancura" y una visión negativa de indios y negros. El hecho de que los indígenas sean una minoría y los negros casi inexistentes, hace que la mayoría mestiza niegue el racismo como un problema interno y se lo traspase a otros. Pero basta escuchar una conversación medianamente bien para darse cuenta cómo nos referimos a peruanos y bolivianos. La discriminación y la xenofobia son parte de nuestra identidad y la hacemos notar ante la menor posibilidad que se nos presente. Pero nada garantiza que aquello que consideramos "propio" sea necesariamente bueno y debamos mantenerlo a toda costa, sólo por el hecho de ser "propio". La identidad no solo mira al pasado como la reserva privilegiada donde están guardados sus elementos principales, sino que también mira hacia el futuro; y en la construcción de ese futuro no todas las tradiciones históricas valen lo mismo. No todo lo que ha constituido un rasgo de nuestra identidad nacional en el pasado es necesariamente bueno y aceptable para el futuro. Por ejemplo, uno podría preguntarse si nuestro mal disimulado sentido de superioridad frente a Peruanos y Bolivianos, fruto de una victoria militar en el pasado, es un rasgo que quisiéramos acentuar en el futuro o si, más bien, deberíamos bajarle el perfil en aras de construir vínculos más estrechos, comerciales y culturales con repúblicas hermanas.

La segunda matriz de análisis pasa por el exitismo económico. La imposición - a la fuerza - del modelo neoliberal derivó en una serie de hábitos económicos que no se traslucen en el cotidiano vivir de un chileno promedio. Sí, hemos crecido en términos macroeconómicos y tenemos solvencia e inspiramos confianza en los mercados internacionales, pero si se trata de la distribución o el acceso a una salud de calidad seguimos igual o peor que antes. Lo que ocurre es que hemos colocado un velo frente a nuestros ojos determinado por el consumismo, el fácil acceso al crédito, los puntos canjeables en la multitienda, el shoping, etc. Este supuesto bienestar nos ha hecho convencer de que somos lo mejor de Latinoamérica, los "ingleses", los "jaguares", y de ahí al mirar en menos a los vecinos hay un solo paso. Este mirar a los Argentinos para abajo es algo reciente, antes nos apocábamos, nos hacíamos "chiquititos"; hoy no ocurre eso, la crisis de inicios de la década los dejó en una relación que es de igual a igual pero no sabemos que lo único que nos favorece es el cambio porque en cuanto a industria, a recursos naturales, a educación y a infraestructura no nos podemos comparar.


Conciudadanos. Somos tal como nos hemos ido definiendo a lo largo de nuestra historia. Tanta arrogancia en el trato no hace más que reflejar aquella vieja frase de mi bisabuela - tan acertada y pulcra como ella - que dice está pasando "de ojota a zapato", o aquella - un tanto clacista - que dice que el maltrato a otros es típica del "roto con plata" o del que "subió en la vida". No nos mostremos falsamente superiores porque no lo somos. Transantiago, Aysén y lo ocurrido la semana pasada, nuestra predilección por lo extranjero y lo siútico, el uso de extranjerismos (ok, discman, mall, light, sushi entre tantos otros) no hacen más que dejarnos una moraleja: No veamos la paja en el ojo ajeno, porque nosotros estamos ciegos.

jueves, 19 de abril de 2007

El ocaso de la república!! Un viaje a la era de Julio César

Curiosa casualidad. Justo cuando se estrena en el cable la segunda - y última - temporada de la serie Roma, debemos revisar con mis alumnos la historia de Roma. Un vistazo rápido y condensado de la época que nos legó gran parte de nuestros conceptos jurídicos e instituciones políticas actuales.

La República romana (509 - 27 a.C.) se esforzó por dotar a Roma de la grandeza territorial que conocemos hoy como el Imperio Romano, a partir de la consecusión del monopolio comercial en el Mediterráneo. Para ello, se lanzó a la conquista de los territorios ubicados al este y al oeste de la península itálica lo que trajo como consecuencia paralela a la expansión, el enriquecimiento del patriciado - o nobleza - en detrimento de los sectores sociales menos pudientes generando un descontento generalizado en la población. Si a esto le sumamos el relajamiento de las costumbres y la búsqueda de logros materiales de una buena parte de los notables romanos, obtenemos una República en decadencia: La nobilitia monopolizó a partir de este período las magistraturas y el Senado romano descuidando los problemas de la plebe y del campesinado.

Aparecerán, entonces, una serie de caudillos que intentarán darle a los romanos mejoras en términos económicos y sociales como los hermanos Graco y Mario; sin embargo, el ambiente era de una inminente guerra civil y el Senado veía como paulatinamente perdía poder ante los cónsules y dictadores de la República.

Mientras esta sucesión de hechos ocurría, Roma emprendió campañas militares (58 - 51 a.C) hacia el norte de Italia en las denominadas Galias (actual Francia). Esta fase expansiva estuvo a cargo de Cayo Julio César, integrante de la prestigiosa familia Julia, quien logró derrotar sucesivamente a los helvéticos y a los galos. Mientras más triunfos conseguía César más prestigio y apoyo popular iba ganando en Roma, lo que lo convertía en el potencial redentor de los problemas de la República, pero también de más enemigos se iba haciendo en el Senado pues lo veían como una amenaza al status quo vigente, destacando entre sus detractores Pompeyo. Esta problemática es la que se pudo apreciar en la primera temporada de la ya citada "Roma" de HBO.



El general romano, entonces, emprendió viaje a Roma desafiando al Senado cuando entra a la ciudad con sus legiones (situación que estaba prohibida, pues el ejército no podía entrar a Roma pues se veía como una amenaza a la institucionalidad política) haciendo su famosa frase "alea jacta est" (la suerte está echada). César obligó a Pompeyo a huir con sus tropas y aliados a Grecia y realizó una tarea de limpieza del senado. César aplicó una serie de medidas muy importantes que permitieron calmar los ánimos de ciertos sectores del senado y de la población ya que impuso una ley por la cual hacía de todos los sometidos a Roma (Hispania, La Galia, etc.) ciudadanos romanos, eso implicaba que poseían los mismos derechos que cualquier romano. Otra de sus medidas fue establecer un calendario que permitió establecer un orden a las cosechas. Así mismo para no dejar la economía de Roma en bancarrota, aprobó en el senado unas medidas económicas por las que las deudas que los ciudadanos romanos adquirían con los "boni" o las clases altas no eran eliminadas, sino que con un sistema de intereses permitía la devolución de las mismas a un 10%, haciendo que tanto las clases favorecidas como las que no hicieran circular la economía a un ritmo favorable. También regaló trigo a los ciudadanos para procurar el abastecimiento total e inició las reparaciones de templos y edificios estatales.

La política de Julio César y la muerte de Pompeyo ocasionaron una fuerte molestia en los sectores más aristocráticos del Senado romano los que cranearon el asesinato del Dictador en marzo del año 44 a.C.. A partir de ese momento Marco Antonio, lugarteniente de César, y Octavio (hijo adoptivo) protagonizarán una serie de roces y peleas que colocarán en escena a personajes de fuerte protagonismo histórico como Cleopatra por citar alguno (Punto de partida de la segunda temporada).

Las luchas entre ambos culminarán en la batalla de Actium en 31 a.C, momento a partir del cual Octavio asumirá el poder total en Roma. Una Roma que estaba sumida en el más grande de los desórdenes y que tras los cincuenta años de gobierno aproximado de éste gozará de una paz como hacía muchos siglos Roma no gozaba. El 27 a.C. comienza la última fase de la historia romana: el Imperio. Institución que consiste en la concentración de magistraturas y poderes públicos en una sola persona, el Emperador. Augusto, Príncipe, Imperator, Pontificex, etc. son algunos de los títulos que detentará uno de los más grandes de la Antigüedad y que le dará al imperio la grandeza que había conseguido perder en los últimos años de la república.


La "Pax Romana" o "El siglo de Augusto" constituye el momento de mayor esplendor de la Roma antigua, pero si quieres recrear cómo se vivía en esa época, conocer las costumbres de los romanos, entender la lucha por el poder y ver algo de ficción y aventuras, ve Roma en HBO los domingos a las 22.

miércoles, 11 de abril de 2007

El día del joven combatiente o.. ¿delincuente?

Creo que después de haber visto tantas imágenes y noticias acerca de los hechos sucedidos el último jueves 29 de marzo, sería justo reseñar qué putas se conmemora este día que por sí solo es capaz de opacar en los principales noticieros al omnisciente y ya "trasnochado" Transantiago.

En 1985, dos jóvenes pertenecientes al MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario), en sospechosos actos, fueron abatidos por los dispositivos de seguridad de la época. Se trataba de Eduardo y Rafael Vergara Toledo, quienes murieron a manos de carabineros en las cercanías de Villa Francia, en Santiago. Estos asesinatos forman parte del Informe Rettig, documento confeccionado en el gobierno de Aylwin para esclarecer los atentados a los DDHH durante el régimen militar, señalando lo siguiente al respecto: "La Comisión ha llegado a la convicción de que Rafael Vergara fue ejecutado por agentes estatales, estando ya herido y en poder de quienes lo mataron, en violación de sus derechos humanos. Respecto de su hermano, Eduardo Vergara, no pudiendo la Comisión determinar las circunstancias precisas en que se produjo el enfrentamiento ni la participación que él hubiera tenido, considera que pereció víctima de la situación de violencia política."
Delesnable acto, como también lo ocurrido al día siguiente a estos hechos cuando tres activistas contrarios al régimen fueron degollados por agentes de la CNI (Central Nacional de Informaciones); se trataba de los profesionales comunistas José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino.

Ahora bien, creo que todos estaremos de acuerdo en que rememorar estos actos no debería generar inconveniente alguno, pero transformar esta jornada en un día de catarsis ciudadana de todos los acontecimientos que molestan - o enfurecen - a los santiaguinos y a uno que otro habitante del territorio es mucho. Sobre todo cuando los que salen a "manifestarse" son una turba de pendejos, púberes, adolescentes - pongámoles el nombre que tu quieras - que como mucho conocen la tabla del uno y ni pedirles que sepan lo que se conmemora a cabalidad.

Pero la reflexión da para mucho. Primero. El periodismo, y su juego de apostar por la mejora del rating, crea y construye el ambiente propicio para que este lúmpen haga de las suyas porque predispone a la sociedad civil a un día de caos, a salir temprano del trabajo porque no habrá locomoción, a llegar con luz de día a la casa para no encontrarse con un grupo de manifestantes encarándose con carabineros en alguna de las muchas poblaciones de la capital, a huir del centro, de las lacrimógenas y del "guanaco" que son una misma cosa, etc. El impacto de la imagen en el noticiero vale mucho más que la integridad y la seguridad de la ciudadanía (véase teoría de la opinión pública).

Segundo. Podemos tener desacuerdos con el gobierno, estimar que no lo ha hecho como esperábamos o tal vez si; pero romper semáforos, arrancar de cuajo señaléticas, desvalijar tiendas y oficinas, hacerlas añico, ¿soluciona los desacuerdos o las incomodidades que supone, por ejemplo, el nuevo tipo de transporte metropolitano? Pienso que no. Quiero creer que esta situación responde más a un grito desesperado desde la exclusión por hacerse notar y por hacer patentes las demandas más profundas de la sociedad como, por ejemplo, trabajo estable, salud digna, educación de calidad, viviendas decentes - no casitas chubi o copevas - relaciones empresario trabajador menos asimétricas, etc. Pero atención!! Quienes canalizan esas añoranzas no son sus víctimas protagónicas, es decir, los adultos. Son sus hijos, los mismos que se ven en las fotografías a palos con la autoridad policial. Si no fuera de este modo no entendería la reacción de los padres que al ir a buscar a sus retoños a las comisarías respectivas, "empapelaban" en garabatos a quienes se les atravesasen, vociferando: Mis hijos...si no estaban haciendo nada...iban pasando y los detuvieron!!!! Por favor, si no somos hueones.
Tercero. Entiendo que existan diferencias con el sistema económico. Que se responsabilice de todos nuestros males al modelo neo-liberal y entiendo, también, que veamos en el sistema y en la autoridad la fuente de estos males porque ellos encarnan los principios de una democracia liberal. Pero saben ciudadanos, no vamos a resucitar ni a Proudhòn ni a Bakunin para que nos vengan a redimir de estos males imponiendo un anarquismo retrógrado y con olor a naftalina. Todos los grupos que reivindican estos principios no entienden que es imposible alcanzar la libertad total sin líderes ni leyes porque está en nuestra naturaleza guíar y ser guíados hacia el bien común, el que se va a alcanzar transando parte de nuestra libertad para depositarla en las autoridades legítimamente escogidas. Casos como el de Jorge Lizama, único imputado por la agresión al automóvil de la jueza Chevesich, seguidor de esta ideología, es el mejor caso de la disconformidad contra el sistema: ya había protagonizado hechos de violencia el 10 de septiembre pasado cuando participó en el atentado a La Moneda y ahora la agresión a la magistrado ratifican dicha postura. El resultado, preso en Santiago I.
Habrá que esperar hasta el próximo 29 de marzo para ver repetidas las mismas escenas del último, porque de algo estoy seguro y es que la desazón, la falta de oportunidades y la angustia provocada por la exclusión de buena parte de nuestra sociedad seguirán refugiándose en fechas que nada tienen que ver con las demandas actuales, asi como también la estupidez y la huevonería de algunos grupos de adolescentes continuarán evidenciando la precaria calidad de la educación que los lleva a las calles a hacer desmanes y no a entender qué es lo que se conmemora en esta fecha.

miércoles, 4 de abril de 2007

A propósito de Apocalypto algo acerca de Mayas y Aztecas

Tuve la oportunidad recientemente de ir a ver la última "gracia" de Mel Gibson. Se trata de Apocalypto.

Una película de aventuras de aquellas que cuando niño me sentaba a ver en mi casa del campo en "tardes de cine" con indígenas en "cueros", cruces de ríos torrentosos, caza de animales, la típica lucha del protagonista (garras de jaguar) contra el "malo de la película", el amigo que sufre las "mil y una" para sobrevivir - incluso hasta de la suegra - y, como si fuera poco, una frenética "corrida" por la selva centroamericana por salvar a su familia de las inclemencias del clima tropical.

Nota aparte merece la violencia explícita que muestra el film. Gibson no escatimó salsa de tomates para mostrar una orgía de muertes de las más sádicas formas que te puedas imaginar: Tal vez en un intento por hacer katarsis de sus propios dramas existenciales: alcoholismo y acusaciones de antisemitismo entre otros.

Otro punto a destacar es la poca fidelidad a la historia de los mayas, salvo haber rescatado uno de los dialectos hablados por esta cultura precolombina y haber hecho la película en esta lengua, junto con recrear el hábitat selvático y alguna ciudad al estilo de Palenque, Chichén-Itzá o Uxmal. Pero es lo único, puesto que la sed de sangre humana que detentan sus dioses no es posible de percibir tan nítidamente como si es posible de apreciar en el mundo azteca.

La cultura azteca se caracterizó, entre algunos aspectos, por ser extremadamente dada a las profecías, a las supersticiones y a la adivinación del futuro. Esto porque su cosmovisión les planteaba que su "ciclo vital" duraba 52 años y después de ello el mundo se acabaría si no se saciaba al dios de la guerra Huitzilopochtli de sangre humana. Si el dios se contentaba con los sacrificios le daba la posibilidad a su pueblo de vivir otro ciclo más. Ahora bien, la pregunta que surge es ¿cómo se hacían de "materia prima" para los sacrificios? A través de dos medios: las "guerras floridas" y el juego de la pelota.

Las guerras floridas consistían en entradas del ejército mexica (nombre de los aztecas) en territorio enemigo y capturar esclavos para ser sacrificados al dios ya mencionado. Esta situación provocó que estos pueblos vecinos ayudaran de tan buena manera a los españoles, cuando estos llegaron, para derrotar a los nahuas (otro nombre con el que se conoce a este pueblo). El juego de la pelota era el preferido por los aztecas para pasar el tiempo libre. Consistía en pasar una pelota de caucho por un aro sin usar manos ni pies, solamente con los brazos y piernas. Pero muchas veces hacían jugar a estos pueblos vecinos para que el equipo que perdiera se fuera al sacrificio.



Estas supersticiones hacen ver a los sacerdotes y a la familia real como unos "idiotas" a ojos nuestros, sin embargo hay que entender que era una muy buena manera de manejar a las multitudes además de plantear un sentimiento sacro, una motivación para vivir inspirada en las profecías del origen del mundo (hay que recordar que los mexicas deambularon muchos años siguiendo la profecía de que en aquel lugar donde un águila se comiera una serpiente debían fundar su imperio y su capital Tenochtitlán, hoy México D.F.). Sobre todo, que las profecías decían que en algún momento Quetzalcoatl-, la serpiente emplumada - el dios de las artes y de los hombres, los vendría a salvar de toda esta barbarie. Pero un detalle: vendría desde el oriente, en forma de hombre con barbas, rubio, y sobre "edificios" flotantes. Suena parecido al español, o no?. Este dios tuvo su equivalente en el mundo maya: Kukulkán. Éste aparece en la película como el dios sediento de sangre humana...Falso, falso.



En fin, le damos las gracias a Mel por habernos dado la oportunidad de volver a revisar algunos datos de estas civilizaciones, y esperar que recluido en este psiquiátrico logré superar sus fijaciones con la violencia extrema y, además, dejar de lado el "copete", que siempre en exceso no es bueno para la salud.
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