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sábado, 11 de abril de 2009

"Crónica" de una similtud

La dictadura argentina tiene muchos ribetes similares a la chilena, como por ejemplo los campos de detención - ilegales por supuesto - creados por estos gobiernos de facto que dominaron al cono sur en los 70's y 80's.

Letras célebres de la época de la dictadura argentina quedaron en el inconsciente colectivo de esa cultura nacional: "los dinosaurios van a desaparecer", "a la Argentina le hacen falta huevos", "hombres de gris, azul y negro", "el régimen se acabó", son referencias a lo traumático que resultó para el pueblo argentino (igual para el caso chileno) tener que padecer a los militares, a sus órganos represores y a sus centros - ilegales - de detención desde donde, lo más probable, era salir en un saco con un tiro en la cabeza.

La finalidad de esta entrada tiene dos objetivos: la primera es muy simple, sacudir las memorias de los chilenos y hacernos rememorar la dictadura en nuestro país y la identificación de Sebastián Piñera y todo su séquito con el pinochetismo. Se imaginan a Jovino Novoa de ministro del interior o a Cristián Larrouette como ministro de hacienda y tantos otros. Vomitivo.


El segundo punto tiene que ver con la película más sutil que he visto sobre detenidos desaparecidos. Basada en una historia verídica, la cinta narra como jóvenes "presuntamente" vinculados a células extremistas llegan al centro de detención de Seré en Buenos Aires, y cómo después de 120 días logran escapar. El mérito del filme se encuentra en el vínculo que se genera entre torturadores y torturados y cómo el presagio de la muerte segura articula la dinámica de este "centro". "Soplones" que hacen caer a inocentes, las violaciones a los DDHH en toda su magnitud, la servilidad a la cual son sometidos los detenidos, el imperio de la ley del más fuerte y otras manifestaciones que ponen sobre el tapete el instinto de sobrevivencia de cuatro de los detenidos de Seré que se logran escapar de un centro de detención y que de paso será el único caso.

"Crónica de una fuga" es eso y más. Es la violencia psíquica de no saber si hoy es el día o, bien, sólo te están sacando para limpiar los baños. Por eso decíamos, es una película sutil, en cuanto, si bien se ven torturas, el director Caetano Sierra se esmera en entregar un mensaje alentador y no uno devastador que haga presumir el "mal morir" a manos de los hombres de gris parafraseando a Federico Moura. Alentador en cuanto los valores intrínsecos del ser humano, aunque a ratos se trastocan, tienden a no perderse, sobre todo, la libertad. Valor inherente al ser humano.

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