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miércoles, 4 de abril de 2007

A propósito de Apocalypto algo acerca de Mayas y Aztecas

Tuve la oportunidad recientemente de ir a ver la última "gracia" de Mel Gibson. Se trata de Apocalypto.

Una película de aventuras de aquellas que cuando niño me sentaba a ver en mi casa del campo en "tardes de cine" con indígenas en "cueros", cruces de ríos torrentosos, caza de animales, la típica lucha del protagonista (garras de jaguar) contra el "malo de la película", el amigo que sufre las "mil y una" para sobrevivir - incluso hasta de la suegra - y, como si fuera poco, una frenética "corrida" por la selva centroamericana por salvar a su familia de las inclemencias del clima tropical.

Nota aparte merece la violencia explícita que muestra el film. Gibson no escatimó salsa de tomates para mostrar una orgía de muertes de las más sádicas formas que te puedas imaginar: Tal vez en un intento por hacer katarsis de sus propios dramas existenciales: alcoholismo y acusaciones de antisemitismo entre otros.

Otro punto a destacar es la poca fidelidad a la historia de los mayas, salvo haber rescatado uno de los dialectos hablados por esta cultura precolombina y haber hecho la película en esta lengua, junto con recrear el hábitat selvático y alguna ciudad al estilo de Palenque, Chichén-Itzá o Uxmal. Pero es lo único, puesto que la sed de sangre humana que detentan sus dioses no es posible de percibir tan nítidamente como si es posible de apreciar en el mundo azteca.

La cultura azteca se caracterizó, entre algunos aspectos, por ser extremadamente dada a las profecías, a las supersticiones y a la adivinación del futuro. Esto porque su cosmovisión les planteaba que su "ciclo vital" duraba 52 años y después de ello el mundo se acabaría si no se saciaba al dios de la guerra Huitzilopochtli de sangre humana. Si el dios se contentaba con los sacrificios le daba la posibilidad a su pueblo de vivir otro ciclo más. Ahora bien, la pregunta que surge es ¿cómo se hacían de "materia prima" para los sacrificios? A través de dos medios: las "guerras floridas" y el juego de la pelota.

Las guerras floridas consistían en entradas del ejército mexica (nombre de los aztecas) en territorio enemigo y capturar esclavos para ser sacrificados al dios ya mencionado. Esta situación provocó que estos pueblos vecinos ayudaran de tan buena manera a los españoles, cuando estos llegaron, para derrotar a los nahuas (otro nombre con el que se conoce a este pueblo). El juego de la pelota era el preferido por los aztecas para pasar el tiempo libre. Consistía en pasar una pelota de caucho por un aro sin usar manos ni pies, solamente con los brazos y piernas. Pero muchas veces hacían jugar a estos pueblos vecinos para que el equipo que perdiera se fuera al sacrificio.



Estas supersticiones hacen ver a los sacerdotes y a la familia real como unos "idiotas" a ojos nuestros, sin embargo hay que entender que era una muy buena manera de manejar a las multitudes además de plantear un sentimiento sacro, una motivación para vivir inspirada en las profecías del origen del mundo (hay que recordar que los mexicas deambularon muchos años siguiendo la profecía de que en aquel lugar donde un águila se comiera una serpiente debían fundar su imperio y su capital Tenochtitlán, hoy México D.F.). Sobre todo, que las profecías decían que en algún momento Quetzalcoatl-, la serpiente emplumada - el dios de las artes y de los hombres, los vendría a salvar de toda esta barbarie. Pero un detalle: vendría desde el oriente, en forma de hombre con barbas, rubio, y sobre "edificios" flotantes. Suena parecido al español, o no?. Este dios tuvo su equivalente en el mundo maya: Kukulkán. Éste aparece en la película como el dios sediento de sangre humana...Falso, falso.



En fin, le damos las gracias a Mel por habernos dado la oportunidad de volver a revisar algunos datos de estas civilizaciones, y esperar que recluido en este psiquiátrico logré superar sus fijaciones con la violencia extrema y, además, dejar de lado el "copete", que siempre en exceso no es bueno para la salud.

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