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jueves, 2 de abril de 2009

Un día en Arkham (Guía para vivir en un psiquiátrico)

No importa mucho como se llega a este lugar - de hecho se puede llegar de múltiples formas - si no que toda la parafernalia que rodea este "acto de unción" al cual uno se ve sometido. Para que detenerse en las garantías monetarias (porque al fin, deben mantenerse como buen y rentable negocio). Después viene el consentimiento del paciente - que aunque sea rechazado, en último término, y por la dulce voz de la enfermera jefa, el paciente termina firmándolo igual por cansancio.

Seguimos; segundo paso, quitarte todo lo que pudiese atentar contra tu vida, y cuando digo todo es todo. Cordones, cinturones, botellas de perfume, prestobarbas, incluso los cordones de los polerones y pantalones cortos. Para que mencionar tijeras y cortauñas para mantener la higiene del pie (zin zapatos lo único que quedan son las chalas).

Tercer paso: Te presentan a tu "cuidadora", la que no te dejará ni a luz ni a sombra noche y día; lo único bueno es que te llevan el desayuno a tu pieza y te sirven las tres comidas diarias más el desayuno, obvio. Pero poco les falta para sentarse a cagar contigo.

Cuarto, la salida al patio y el encuentro con los internos. Uno los va conociendo de a poco y los "tasas" de acuerdo a los motivos por lo cual están allí. Nada del otro mundo, salvo muchecas cortadas y en proceso de cicatrización más algunos tratamientos de electro shock (si todavía existen), pero buenas personas que viven cargando la oscuridad de sus vidas. Dice un psiquiatra que cuando uno tiene depresión la cruz se lleva internamente, pero que cuando se está al otro lado, la cruz la llevan los que rodean al paciente. En fin, algunos pacientes hacen actividades de terapia: manualidades y escritura, otros hacen "bicicleta", pero después de las 11 AM lo único que se hace fumar y conversar de los dramas de cada uno. Ahi uno va conociendo gente, al punto que se establecen lazos de amistad que tienen un fin certero: cuando se sale al mundo real todo eso queda atrás.

Punto aparte lo constituyen las visitas, que, a fin de cuentas, son tu contacto con la realidad externa, además de abastecerte de "cocaví" y cigarros. Estas familias forman verdaderos clanes en torno al interno tratando de dar apoyo aunque no siempre entiendan porque uno esté allí. Pero están y se agradece, al igual que los amigos. Como se dice "en las duras y en las maduras" están los verdaderos amigos y no esa tropa de gente que se dice ser tu amigo(a) y le importa un soberano bledo que pasa contigo.

Y, por último, están los médicos tratantes. Ellos te van a ver cuan "visita de médico" literalmente y es tan improductivo su trabajo que uno puede manejar a tal punto la situación que en menos de una semana un suicida fallido anda paseándose tranquilamente por el mundo. Fácil, es porque tienen convenio con algunas empresas o bien son GES o AUGE, o sea, no pagan como un particular. ¿Cómo te has sentido", ¿Has tenido alucinaciones? ¿Te volverías a cortar las venas o a tomarte una caja de pastillas? ¿Qué te motiva a vivir?, etc. respuestas convincentes y estás afuera como si nada. Lindo cuadro para una persona que padece algún tipo de trastorno mental.

Asi es que ya saben, si van a este tipo de lugares tengan en consideración estos puntos y, además, no escuchen el cd de Depeche Mode "Ultra".

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