"Tengo que morir para vivir" versa la canción póstuma de Falco "Out of the dark".
En 2008, diez años después de la muerte de Johann Hölzel, se filmó y estrenó la película "Maldición, todavía vivimos". Es una biografía de uno de los cantantes tal vez más reconocidos en el mundo tras su muerte. Dirigida por Thomas Roth, el filme trata sobre la vida de Falco. Combinando aspectos de su vida desde su accidente mortal en República Dominicana, el director juega con planos que retratan la vida del artista desde su niñez hasta su decadencia artística, entre otros, por su adicción al alcohol y la cocaína.
Directa, cruda, sin pudores; Roth, provoca al espectador ochentero con la música del intérprete que lleva intrínsecos varios axiomas. Un blanco (austríaco) haciendo música negra, mezclándola con la estética visual y musical del new wave, que posee la capacidad de triunfar en EEUU con un par de temas. Al respecto, Falco nunca mostró interés en Norte América: primero, porque consideraba a la cultura europea superior a ésta y, segundo, porque siempre su nicho lo tuvo en Austria, Alemania y los Países Bajos.
En segundo lugar, Falco siempre fue un tipo excéntrico, muy ensimismado, desconfiado. Todo esto lo llevo, con mayor razón a ser un tipo que "renace" tras su muerte y de ahí a que sea considerado un "músico de culto" por sus seguidores de siempre y otros que lo vienen conociendo. A propósito de su carácter, Falco poseía una autoestima muy baja y una muy baja tolerancia al fracaso, lo que lo llevó a fuertes depresiones las que, tal vez, redundaron en su decadencia artística.
Es un hecho que este carácter voluble, pero también dicotómico - pues tenía fuertes períodos de euforia - lo llevó a los excesos por todos conocidos, los que, sin lugar a dudas deben haber generado su inestabilidad, artística, personal y familiar. He aquí la disyuntiva, ¿Generaron los excesos el desgaste del artista? o ¿La personalidad de Falco lo llevaron a una vida aparentemente sin norte? Lo cierto es que desde un principio sus letras denotaron rasgos de esa conducta retorcida que se plantea en la película, la que a propósito indaga en los aspectos menos virtuosos del cantante. Sea como fuere, Roth muestra a un Falco que emocionalmente es muy débil lo que extrapola en toda la biografía, la que se debate entre lo familiar (un fuerte nexo con su madre y luego con su hija adoptiva) y lo artístico.
El apogeo musical lo marca el disco Falco 3, desde donde saldrán su éxitos más renombrados "Rock me Amadeus", Vienna Calling" y "Jenny", este último no exento de polémica pues aborda el tema de la violación y asesinato explícitamente; sin embargo, y a pesar de que varias emisoras se negaron a pasar la canción, el tema dio paso a dos partes más de la original. La segunda, muy conocida, "Coming home" y la tercera, póstuma, "Where are you now". Este tipo de polémicas Falco ya las había vivido cuando publicó "Der Kommissar", canción en la cual se habla abiertamente del consumo de cocaína.
"Verdammt, wir leben noch!" no es una película pretenciosa, gira en torno a tres ejes temáticos,- el ascenso del artista y su consolidación, su entorno familiar acompañado de su vulnerabilidad emocional, y su drogadicción con la decadencia artística pertinente - los que a través de diálogos inteligentes generan una especie de documental musical, pues cada etapa trabajada va acompañada de canciones que de una u otra forma recrean la textura fílmica. El choque de la "Montero" con el autobús en República Dominicana y el cierre de la película con "Out of the dark, in to the light" remarcan aquello.
Hagamos un viaje. Cada viaje tiene estaciones. Cada estación tiene su mobiliario. Cada mobiliario ha estado en contacto con la gente. Viajemos en la gente, con la gente y por la gente. Va a ser un viaje no exento de maldad, crueldad y desilusiones, pero también de emociones gratas. Subámonos a este, mi tren.
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sábado, 19 de junio de 2010
miércoles, 3 de junio de 2009
Vicky Cristina Barcelona.
Me declaro un seguidor no muy frecuente de Allen, sin embargo, en esta ocasión creo que el título Barcelona le viene "como anillo al dedo". Gaudí y Modernismo por un tubo (la Sagrada Familia, el Parque Güell, la Pedrera y el Hospital de Sant Pau), unas pinceladas de Miró (empezando por el mural que preside la fachada del aeropuerto de El Prat y terminando con su Museo), la decadencia del Parque de Atracciones del Tibidabo o, ¡cómo no!, las siempre abarrotadas Ramblas, adquieren mucho más protagonismo que los endebles personajes creados para esta especie de cuento sentimental (y cuadrangular) que el cineasta neoyorquino ha querido presentarnos.
Para nadie es un misterio que las últimas películas de Allen han versado sobre el amor y esta no es la excepción. El amor, el desamor, el matrimonio y el adulterio, de nuevo, vuelven a formar parte de su guión pero, en esta ocasión, de forma acartonada. La frescura que (salvo excepciones) se desprende de los diálogos de su cine, ha desaparecido y, a pesar del libertinaje con el que dibuja a la mayoría de sus personajes, dan la impresión de haberse enclaustrado en un tema.
Dos turistas norteamericanas, un pintor (no precisamente de brocha gorda) y su desquiciada ex, conforman los cuatro ángulos entre los que Allen paseará su cámara. Vicky, la recatada; Cristina, la rumbosa; Juan Antonio, el macho ibérico por excelencia y María Elena, la desposada. Todos ellos (a excepción de la Penélope Cruz) muy ceñidos a su papel y bien estáticos, tal y como mandan los cánones en el microcosmos del realizador. Sentimientos, divagaciones, triángulos y todo lo que pueda terciarse entre ellos, quedan eclipsados por la abusiva presencia de esa Barcelona tan egocéntrica y, ante todo, por una puesta en escena y un guión que me dieron la impresión de ser precipitados.
En síntesis una actuación fabulosa de la Cruz y de la inglesa Rebeca Hall, una saturación para el esppectador de la ciudad de Barcelona y un Woody Allen que debe buscar sus maletas para buscar otra locación que promocionar.

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sábado, 11 de abril de 2009
"Crónica" de una similtud

Letras célebres de la época de la dictadura argentina quedaron en el inconsciente colectivo de esa cultura nacional: "los dinosaurios van a desaparecer", "a la Argentina le hacen falta huevos", "hombres de gris, azul y negro", "el régimen se acabó", son referencias a lo traumático que resultó para el pueblo argentino (igual para el caso chileno) tener que padecer a los militares, a sus órganos represores y a sus centros - ilegales - de detención desde donde, lo más probable, era salir en un saco con un tiro en la cabeza.
La finalidad de esta entrada tiene dos objetivos: la primera es muy simple, sacudir las memorias de los chilenos y hacernos rememorar la dictadura en nuestro país y la identificación de Sebastián Piñera y todo su séquito con el pinochetismo. Se imaginan a Jovino Novoa de ministro del interior o a Cristián Larrouette como ministro de hacienda y tantos otros. Vomitivo.

"Crónica de una fuga" es eso y más. Es la violencia psíquica de no saber si hoy es el día o, bien, sólo te están sacando para limpiar los baños. Por eso decíamos, es una película sutil, en cuanto, si bien se ven torturas, el director Caetano Sierra se esmera en entregar un mensaje alentador y no uno devastador que haga presumir el "mal morir" a manos de los hombres de gris parafraseando a Federico Moura. Alentador en cuanto los valores intrínsecos del ser humano, aunque a ratos se trastocan, tienden a no perderse, sobre todo, la libertad. Valor inherente al ser humano.
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lunes, 9 de marzo de 2009
Where will be blood (Petróleo Sangriento)

"Petróleo sangriento" plasma el camino que deberá recorrer Daniel Plainview, un circunspecto buscador de petróleo, en su lucha por conseguir la posesión de unos terrenos cuyas tierras parecen plagadas del preciado oro negro. Haciendo alarde de su espíritu solitario y huraño, acudirá al lugar tan sólo en compañía de su hijo; un niño que, convertido en la sombra de su padre, intentará comprender y aprender de éste todo tipo de ardides para tirar adelante el negocio. Un juego en el que valen todo tipo de estrategias y en el cual, la mentira y la avaricia, adquieren un papel importante. Amor y odio. Religión y engaño. Falsedad y codicia. Crimen y castigo... Conceptos, todos ellos, que van apareciendo y confrontándose a medida que el personaje de Daniel Plainwiev va tornándose más irritante y abusivo.
Paul Thomas Anderson centra su mirada en la relación establecida entre ese padre ambicioso y su pequeño hijo y, al mismo tiempo, en el enfrentamiento que el primero mantiene con un joven y truculento predicador (un histriónico Paul Dano); un cínico apóstol de la Iglesia de Pentecostés en Little Boston, la localidad en la que Plainview pretende hacerse millonario a costa de la explotación de su petróleo. Un enfrentamiento moral y religioso que, hace de Daniel day Lewis un esperpento humano al hincarse y pedir perdón por sus pecados (obvio por conveniencia), tanto por ese afán, dentro de su soledad de tener algun pariente a parte de su hijo. Ver para creer: un crítico de cine, del cual no pienso citar su nombre, asegura que la de Daniel Day-Lewis es la mejor interpretación de un actor en los últimos veinte años. Dada la personalidad de Day - Lewis, se la cree y no hace ninguna película en diez años.
"Petróleo Sangriento" es una película lenta, en exceso larga, sin embargo fue pensada para el lucimiento de Daniel Day - Lewis y para que éste demostrará su peso interpretativo. Paul Thomas Anderson se desvió de su cinematografía anterior y creo que traicionó su barroco estilo argumental.
¿Qué rescatamos de la película" La condición humana en todo su esplendor, con sus virtudes y miserias.
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miércoles, 23 de enero de 2008
El fin del otro Joker!!

La mente del Joker está más allá de cualquier tratamiento psiquiátrico. Es un superdotado con un enorme potencial intelectual. Su cerebro recibe demasiados impulsos y no puede parar de recibir información. Es decir, es demasiado consciente del mundo que le rodea. Esta "superconsciencia" hace

Al igual que el Guasón, su último intérprete, Heath Ledger, después de enfrentar a The dark knight y mostrar todas las características mencionadas en los párrafos de arriba en su máxima expresión, su energía vital se le apagó. Al parecer una sobredosis de pastillas para dormir le quitaron la vida a quien tuvo que encarnar a The Joker en la saga de Christopher Nolan a estrenarse en el verano del hemisferio norte. No se trata de hacer escarnio de un suicidio, al contrario. Un sujeto que fue nominado al Oscar por Brokeback Mountain, que fue nombrado por el Empire magazine como una de las personalidades más sexy del mundo, no bastaron para extender la vida de este actor australiano que seguramente también debería haber pasado un tiempo en Arkham a causa de un estado depresivo. Que descanse en paz!!

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jueves, 27 de septiembre de 2007
Requiem por un sueño: El lado B de la vida!

¿De qué se trataba? De nosotros mismos, de nuestras vidas. Darren Aronofsky - su creador -compone con imágenes y palabras para expresar un torbellino de ideas y sensaciones, tremebunda reflexión sobre los problemas sociales o, mejor aún, sobre el ser humano alienado de sí mismo y perdido en un mundo vacío que va llenando con las realidades virtuales de la ensoñación. Sueña con lo que quieras, todo sirve: las drogas, la televisión, el sexo, la comida, son las vías hacia un paraíso artificial que nos sumerge en lo que no somos. En pocas palabras, la trama se desarrolla a partir de la vida de Harry que vive con su atormentada madre Sara, y mientras él sueña con una vida mejor, ella está permanentemente a dieta para el día que pueda cumplir su mayor ilusión: aparecer en su concurso televisivo preferido. La ambición de Harry y su novia Marion es hacerse ricos vendiendo droga con su amigo Tyrone, y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca llega el dinero suficiente para iniciar su plan. A pesar de todo, Harry y Marion no se resignan a vivir una existencia que consideran despreciable, por lo que harán lo impensable para conseguir la vida que anhelan.
El ser humano en toda su magnitud es un permanente generador de motivaciones, y encuentra en ellas una meta cuyo premio - creemos - es la realización total para algunos; la felicidad, para otros; un mero paso para la búsqueda de nuevos objetivos, para otros tantos. No obstante, cuándo nos planteamos aquel objetivo final no nos proponemos el camino que hay que seguir para alcanzarlo o, al menos, debemos reconocer que el camino presenta ciertos "eventos", bifurcaciones u obstáculos que impiden ese logro. De esto derivan situaciones "marginales", fronterizas con lo considerado normal, los "bordes" parafraseando a algún filósofo por allí: la miseria humana, el fracaso, la perturbación, la renuencia hacia lo considerado moralmente correcto son alternativas que surgen de aquellos discursos exitistas y conservadores a la hora de cotejar socialmente a un individuo: Sara Goldfarb siente que su vida logrará sentido si sale en TV con su vestido rojo, pero también sabe que su vida sosa la llevó a engordar al punto que tendrá que hacer dieta. Las anfetaminas que consumirá para lograr su objetivo la harán dependiente al punto de alucinar y, en fin, perder la cordura. Pero, ¿quién plantea lo que es cuerdo o no lo es? ¿Ella? o ¿nosotros?

Pero cabe hacerse la pregunta de por qué el filme y los personajes - creados por Hubert Selby Jr. - han calado tan profundamente en la gran mayoría de los espectadores, al punto que hay ciertas imágenes - asociadas a una música digna de fanfarria al manicomio - que determinan las naúseas, la repugnancia, el dolor físico, el morbo, el asco y, hasta, el onanismo. Creo que el punto va más allá de la identificación con alguno de los personajes; mas bien, se trata de una asociación de experiencias particulares tangenciablemente congeniadas con algún episodio personal que a nivel consciente el sujeto retrotrae a sus vivencias singulares. Por lo demás el cuarteto de protagonistas pueden ser cualquiera de nosotros: Tipos que tienen una vida común, no están destinados a ningún tipo de gloria personal, no están dotados de ninguna grandeza instituida y/o valorada, pertenecientes a esos millones de existencias condenadas a no dejar rastro alguno de su paso por el mundo, que en sus desgracias, en sus pasiones, en sus amores y en sus odios hubiese un tono gris y ordinario frente a lo que generalmente se considera digno de ser destacado; en consecuencia, vidas que hayan estado atravesadas por la violencia, la energía, el exceso, la bajeza, la obstinación y la desventura, cualidades todas que les proporcionan a nuestros ojos, y en contraste mismo con su mediocridad, una especie de grandeza escalofriante o deplorable que los hace llamativo a nosotros. He ahí el mérito de Requiem for a dream.

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el encierro,
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jueves, 2 de agosto de 2007
Bergman y Antonioni en un cafetín celestial
El salón es inmenso. Las paredes están pintadas de color azul celeste, igual que el techo. No hay ventanas ni muebles; tan sólo, en un rincón, una pequeña mesilla de caoba, sobre la que descansa un samsung mobile que no para de sonar. Unos pasos precipitados retumban por toda la pieza. Son los pasos de un hombre viejo y canoso que, a pesar de su aparente decrepitud, demuestra cierta destreza física en sus rápidos andares. Se aproxima a la mesa y abre el teléfono:
- ¿Sí, dígame?
Una voz entrecortada suena al otro lado del hilo telefónico:
- Oiga, ¿me podría poner con Michelangelo?
- ¿Michelangelo?... Un momento. Espere. Creo que acaba de llegar... ¿De parte de quién, por favor?
- Ingmar; dígale que soy Ingmar...
- ¿Ingmar...?
- Sí, Ingmar; Ingmar Bergman. Recién llegué anoche. Estoy en la 324.
- “¿Recién llegué anoche?”... - pregunta sorprendido el anciano -. Por esa construcción gramatical, intuyo que debe ser usted sudamericano, ¿verdad?.
- No. Soy sueco. SU-E-CO. – recalca Ingmar un poco indignado -. Ingmar Bergman. Posiblemente me hayan subtitulado en Sudamérica y no me haya entendido bien.
El viejecillo sonríe y, separándose el teléfono de su rostro, indaga en él la posibilidad de encontrar algún subtítulo. Nada. Acto y seguido, retoma la conversación:
- Mire, señor Bergman; el señor Antonioni justo acaba de presentarse y, en estos momentos, le estamos tomando sus datos.
- ¿Con quién hablo? – pregunta Ingmar.
- Con Pedro, el de la recepción. ¿No se acuerda de mí? Ayer mismo, a su llegada, le atendí en persona.
- Bien, Don Pedro: necesitaría hablar urgentemente con mi colega Michelangelo. ¿Podría hacer una excepción y decirle que se ponga al teléfono por unos segundos?
Pedro se queda mudo, impasible. Apoya el teléfono en la mesita y corre raudo hacia una puerta que está en el otro extremo del salón. La abre y desaparece tras ella. Al instante, vuelve a aparecer en compañía de Antonioni, el cual se pone al aparato:
- ¿Si?
- ¿Michelangelo? ¿Eres tú? – inquiere la voz al otro lado del teléfono.
- Yo mismo. ¿Con quién hablo?
- Con Ingmar, el de los Gritos y Susurros.
- ¡Hombre, Ingmar! ¿Qué tal? – exclama Michelangelo desvelando cierta ilusión en su cara.
- Pal' pico... Pero al saber que también pasabas por aquí, he pensado que podríamos compartir mesa esta noche. Así charlamos de nuestras obsesiones y maldecimos un poquito a Steven Spielberg y a todos esos papanatas que le rodean, ¿qué te parece?
- ¡Perfecto! Gran velada: tú hablas de religión y de la muerte, y yo te comento mis desamores y los tiempos muertos. Deja que acabe de instalarme y luego nos vemos. Aprovechando la coyuntura, llama también a Billy Wilder para que venga... Sería la raja volver a verlo.
- Lo intenté antes, pero se ha hecho el de las chacras. Como excusa me ha asegurado que tiene una cita con Jack Lemmon y Walter Mathau.
- Eso de las chacras es como hacerse el desentendido, inquiere Antonioni.
- Hacerse el sueco, poh hueón!
- ¿El sueco...? – se extraña Antonioni -. ¿Pero el sueco no eras tú...?
Un silencio sepulcral denota el malestar de Bergman. Carraspea y luego vuelve a hablar:
- Por cierto... – se aclara la voz de nuevo-: Esta tarde, al saber que vendrías, he repasado Blow up en DVD y, siento decirte, que me gusta muchísmo más el remake que hizo de tu película De Palma.
Mientras, abajo, en la Tierra, miles de tipos cincuentones, barbudos, pseudointelectuales y cinéfilos al pedo visitan la consulta de sus respectivos psiquiatras o se juntan en tugurios como el Vienés a rememorar cintas del año de la callampa. Todos creen haber perdido el rumbo de sus vidas y aseguran, entre sollozos y al unísono, que en dos días se han quedado sin referentes.
Bergman y Antonioni, bienvenidos al Valle de Josafá!!!
- ¿Sí, dígame?
Una voz entrecortada suena al otro lado del hilo telefónico:
- Oiga, ¿me podría poner con Michelangelo?
- ¿Michelangelo?... Un momento. Espere. Creo que acaba de llegar... ¿De parte de quién, por favor?
- Ingmar; dígale que soy Ingmar...
- ¿Ingmar...?
- Sí, Ingmar; Ingmar Bergman. Recién llegué anoche. Estoy en la 324.
- “¿Recién llegué anoche?”... - pregunta sorprendido el anciano -. Por esa construcción gramatical, intuyo que debe ser usted sudamericano, ¿verdad?.
- No. Soy sueco. SU-E-CO. – recalca Ingmar un poco indignado -. Ingmar Bergman. Posiblemente me hayan subtitulado en Sudamérica y no me haya entendido bien.
El viejecillo sonríe y, separándose el teléfono de su rostro, indaga en él la posibilidad de encontrar algún subtítulo. Nada. Acto y seguido, retoma la conversación:
- Mire, señor Bergman; el señor Antonioni justo acaba de presentarse y, en estos momentos, le estamos tomando sus datos.
- ¿Con quién hablo? – pregunta Ingmar.
- Con Pedro, el de la recepción. ¿No se acuerda de mí? Ayer mismo, a su llegada, le atendí en persona.
- Bien, Don Pedro: necesitaría hablar urgentemente con mi colega Michelangelo. ¿Podría hacer una excepción y decirle que se ponga al teléfono por unos segundos?
Pedro se queda mudo, impasible. Apoya el teléfono en la mesita y corre raudo hacia una puerta que está en el otro extremo del salón. La abre y desaparece tras ella. Al instante, vuelve a aparecer en compañía de Antonioni, el cual se pone al aparato:
- ¿Si?
- ¿Michelangelo? ¿Eres tú? – inquiere la voz al otro lado del teléfono.
- Yo mismo. ¿Con quién hablo?
- Con Ingmar, el de los Gritos y Susurros.
- ¡Hombre, Ingmar! ¿Qué tal? – exclama Michelangelo desvelando cierta ilusión en su cara.
- Pal' pico... Pero al saber que también pasabas por aquí, he pensado que podríamos compartir mesa esta noche. Así charlamos de nuestras obsesiones y maldecimos un poquito a Steven Spielberg y a todos esos papanatas que le rodean, ¿qué te parece?
- ¡Perfecto! Gran velada: tú hablas de religión y de la muerte, y yo te comento mis desamores y los tiempos muertos. Deja que acabe de instalarme y luego nos vemos. Aprovechando la coyuntura, llama también a Billy Wilder para que venga... Sería la raja volver a verlo.
- Lo intenté antes, pero se ha hecho el de las chacras. Como excusa me ha asegurado que tiene una cita con Jack Lemmon y Walter Mathau.
- Eso de las chacras es como hacerse el desentendido, inquiere Antonioni.
- Hacerse el sueco, poh hueón!
- ¿El sueco...? – se extraña Antonioni -. ¿Pero el sueco no eras tú...?
Un silencio sepulcral denota el malestar de Bergman. Carraspea y luego vuelve a hablar:
- Por cierto... – se aclara la voz de nuevo-: Esta tarde, al saber que vendrías, he repasado Blow up en DVD y, siento decirte, que me gusta muchísmo más el remake que hizo de tu película De Palma.
Mientras, abajo, en la Tierra, miles de tipos cincuentones, barbudos, pseudointelectuales y cinéfilos al pedo visitan la consulta de sus respectivos psiquiatras o se juntan en tugurios como el Vienés a rememorar cintas del año de la callampa. Todos creen haber perdido el rumbo de sus vidas y aseguran, entre sollozos y al unísono, que en dos días se han quedado sin referentes.
Bergman y Antonioni, bienvenidos al Valle de Josafá!!!
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miércoles, 4 de abril de 2007
A propósito de Apocalypto algo acerca de Mayas y Aztecas

Una película de aventuras de aquellas que cuando niño me sentaba a ver en mi casa del campo en "tardes de cine" con indígenas en "cueros", cruces de ríos torrentosos, caza de animales, la típica lucha del protagonista (garras de jaguar) contra el "malo de la película", el amigo que sufre las "mil y una" para sobrevivir - incluso hasta de la suegra - y, como si fuera poco, una frenética "corrida" por la selva centroamericana por salvar a su familia de las inclemencias del clima tropical.
Nota aparte merece la violencia explícita que muestra el film. Gibson no escatimó salsa de tomates para mostrar una orgía de muertes de las más sádicas formas que te puedas imaginar: Tal vez en un intento por hacer katarsis de sus propios dramas existenciales: alcoholismo y acusaciones de antisemitismo entre otros.
Otro punto a destacar es la poca fidelidad a la historia de los mayas, salvo haber rescatado uno de los dialectos hablados por esta cultura precolombina y haber hecho la película en esta lengua, junto con recrear el hábitat selvático y alguna ciudad al estilo de Palenque, Chichén-Itzá o Uxmal. Pero es lo único, puesto que la sed de sangre humana que detentan sus dioses no es posible de percibir tan nítidamente como si es posible de apreciar en el mundo azteca.

Las guerras floridas consistían en entradas del ejército mexica (nombre de los aztecas) en territorio enemigo y capturar esclavos para ser sacrificados al dios ya mencionado. Esta situación provocó que estos pueblos vecinos ayudaran de tan buena manera a los españoles, cuando estos llegaron, para derrotar a los nahuas (otro nombre con el que se conoce a este pueblo). El juego de la pelota era el preferido por los aztecas para pasar el tiempo libre. Consistía en pasar una pelota de caucho por un aro sin usar manos ni pies, solamente con los brazos y piernas. Pero muchas veces hacían jugar a estos pueblos vecinos para que el equipo que perdiera se fuera al sacrificio.

Estas supersticiones hacen ver a los sacerdotes y a la familia real como unos "idiotas" a ojos nuestros, sin embargo hay que entender que era una muy buena manera de manejar a las multitudes además de plantear un sentimiento sacro, una motivación para vivir inspirada en las profecías del origen del mundo (hay que recordar que los mexicas deambularon muchos años siguiendo la profecía de que en aquel lugar donde un águila se comiera una serpiente debían fundar su imperio y su capital Tenochtitlán, hoy México D.F.). Sobre todo, que las profecías decían que en algún momento Quetzalcoatl-, la serpiente emplumada - el dios de las artes y de los hombres, los vendría a salvar de toda esta barbarie. Pero un detalle: vendría desde el oriente, en forma de hombre con barbas, rubio, y sobre "edificios" flotantes. Suena parecido al español, o no?. Este dios tuvo su equivalente en el mundo maya: Kukulkán. Éste aparece en la película como el dios sediento de sangre humana...Falso, falso.

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miércoles, 14 de marzo de 2007
Ofelia, Vidal y el sombrerero!

El sombrerero ha hecho de las suyas...pero esta vez para redimir del sufrimiento de perder el padre, asumir la llegada a un nuevo hogar - un entorno boscoso y plagado de montañas en el norte de España -, contar con un "nuevo" padre intratable y demencialmente sádico y, como si fuera poco, alentar a su madre que carga con un embarazo problemático. Este es el panorama que vive Ofelia, la protagonista de "El Laberinto del Fauno".
Dada a la lectura de cuentos de hadas, Ofelia encuentra en ellos una dimensión paralela a la cual huir de su delesnable existencia. Ahi entra el "sombrerero", para crear universos paralelos, ensoñados, con castillos y reyes mesiánicos...pero antes tres misiones llenas de travesías fantásticas deberá completar la niña.

Guillermo Del Toro, director del filme, construye espacios mágicos, personajes no muy estéticos a la vista de un niño (si de Ofelia), pero agiorna de barroco el entorno: el mundo paralelo de Ofelia es oscuro, los saltamontes y las hadas suelen mutarse, el fauno aparece como lo que es pero en zancos, una mandrágora retozando en leche se retuerce para darle salud a la madre de la niña (Ariadna Gil. Nueces para el amor).
Pero, finalmente, es un sueño. El capitán Vidal( Sergi López), padrastro de Ofelia, está obsesionado con terminar la resistencia roja antifranquista apostada en los cerros que rodean el bosque donde juega la niña y, como si fuera poco, no le importa la salud de su mujer ( Carmen ) sino que pretende que ésta le de un hijo hombre a cualquier precio. No escatimará todo tipo de recursos para conseguir sus objetivos. Tarde o temprano, entonces, el nexo entre lo real y lo imaginario tendrá que aparecer. Maribel Verdú - si la misma de Y tu mamá también -, criada del capitán e infiltrada en este destacamento anti - rojos, viene a representar la bondad y la esperanza para Ofelia en un mundo donde éstas parecen haber sido reemplazadas por el odio, la intolerancia, la crueldad y la infamia.
En este contexto, el sombrerero - y sólo por esta vez - intentó una tarea no tan infame como a la que tiene acostumbrado a Gotham; sin embargo Vidal, Franco y todo el dispositivo que dispuso el gobierno español post guerra civil para aplacar a la sociedad hispana, se ganaron una celda en este asilo en el cual abundan personajes como estos.

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jueves, 15 de febrero de 2007
Un grano más de arena...The assassination of Richard Nixon
Resultó que el primer invitado a nuestro pequeño reducto de recuperación de la insanidad, corresponde al protagonista del filme "Días de furia" encarnado en una intensa performance de Sean Penn: Sam Bicke.
Un tipo que le debe a la vida. Fracasado en todas las acepciones del concepto, porque tanto su mujer, hijos y hermano lo esquivan de distintas maneras. En su trabajo, es un aspirante a vendedor de muebles que debe soportar a su jefe, el que lo inserta en las técnicas de la venta típicas de las décadas de los setentas y ochentas (el filme transcurre en 1974, pleno escándalo watergate) muy enraízadas en algunos tics que conozco de mis tiempos de asesor comercial - por no decir vendedor lisa y llanamente - cuando me decían nunca hablar de precio sino que enfatizar las virtudes del producto...luego cerrar la venta...sin escrúpulos...endeuda a esos hueones parecía ser la consigna, si no pagan las cuotas mejor...pagan intereses, pagan dicom....etc. al punto que el slogan del proceso era "donde te pillo te afilo".
Esta situación muy actual, es llevada al celuloide, volcando al espectador a la década del setenta, pero en una personalidad psicopática, abandonada, angustiante para el espectador más sensible, interpretada majaderamente por Penn quien reacciona frente a su triste devenir emprendiéndolas contra Nixon...y qué mejor que tomar secuestrado un avión para estrellarlo contra la casa del presidente....si, ni más ni menos que contra la Casa Blanca. Pero cuidado con empatizar con el protagonista indebidamente, pues es de los típicos casos en que el tipo no hace nada por cambiar la situación...hace lo que le dicen, se viste como le dicen pero reacciona en contra del sistema "botando" los trabajos por ser opresivos.
El objetivo de Sam: dejar de ser un grano más de arena, para convertirse en el redentor de una sociedad corrupta y llamada a ser malamente la tierra de las oportunidades....ojo, con Vietnam a cuestas entre otros dramas de la época. El anhelo más íntimo de este loser, era la redención por parte del sistema, más bien de su círculo más cercano incluido un inspiradísimo Don Cheadle, único amigo de Bicker, quien tendrá que sufrir los efectos de las utopías de éste al punto de ir a parar a la cárcel por uno de los pasos en falso de nuestro primer pensionista en ARKHAM.
El descenlace parece ser obvio. Pero atención. Los anhelos de reconocimiento social y familiar quedan suspendidos en un par de imágenes que resumen una película tediosa a ratos por lo unipersonal del relato. El amigo de Sam - Bonny - parece escuchar la noticia del secuestro del avión protagonizado por su amigo y...pasa por delante del televisor y sale de la sala sin prestar ninguna atención aparente. Luego, la cámara se cierra en el piso del protagonista y específicamente en una foto de los hijos de Bicker en donde ellos parecen estar concentrados en cualquier cosa menos en la instantánea para su padre.
Fácil decir que todo es opresión y pisoteo; de hecho hay opresión, pero atención...cuánto hace Bicker por salir de esta situación o cuánto hace usted para enfrentar lo que le disgusta u oprime?? Cuidado, porque ARKHAM podría estar repleto de estos especímenes...
Un tipo que le debe a la vida. Fracasado en todas las acepciones del concepto, porque tanto su mujer, hijos y hermano lo esquivan de distintas maneras. En su trabajo, es un aspirante a vendedor de muebles que debe soportar a su jefe, el que lo inserta en las técnicas de la venta típicas de las décadas de los setentas y ochentas (el filme transcurre en 1974, pleno escándalo watergate) muy enraízadas en algunos tics que conozco de mis tiempos de asesor comercial - por no decir vendedor lisa y llanamente - cuando me decían nunca hablar de precio sino que enfatizar las virtudes del producto...luego cerrar la venta...sin escrúpulos...endeuda a esos hueones parecía ser la consigna, si no pagan las cuotas mejor...pagan intereses, pagan dicom....etc. al punto que el slogan del proceso era "donde te pillo te afilo".
Esta situación muy actual, es llevada al celuloide, volcando al espectador a la década del setenta, pero en una personalidad psicopática, abandonada, angustiante para el espectador más sensible, interpretada majaderamente por Penn quien reacciona frente a su triste devenir emprendiéndolas contra Nixon...y qué mejor que tomar secuestrado un avión para estrellarlo contra la casa del presidente....si, ni más ni menos que contra la Casa Blanca. Pero cuidado con empatizar con el protagonista indebidamente, pues es de los típicos casos en que el tipo no hace nada por cambiar la situación...hace lo que le dicen, se viste como le dicen pero reacciona en contra del sistema "botando" los trabajos por ser opresivos.
El objetivo de Sam: dejar de ser un grano más de arena, para convertirse en el redentor de una sociedad corrupta y llamada a ser malamente la tierra de las oportunidades....ojo, con Vietnam a cuestas entre otros dramas de la época. El anhelo más íntimo de este loser, era la redención por parte del sistema, más bien de su círculo más cercano incluido un inspiradísimo Don Cheadle, único amigo de Bicker, quien tendrá que sufrir los efectos de las utopías de éste al punto de ir a parar a la cárcel por uno de los pasos en falso de nuestro primer pensionista en ARKHAM.
El descenlace parece ser obvio. Pero atención. Los anhelos de reconocimiento social y familiar quedan suspendidos en un par de imágenes que resumen una película tediosa a ratos por lo unipersonal del relato. El amigo de Sam - Bonny - parece escuchar la noticia del secuestro del avión protagonizado por su amigo y...pasa por delante del televisor y sale de la sala sin prestar ninguna atención aparente. Luego, la cámara se cierra en el piso del protagonista y específicamente en una foto de los hijos de Bicker en donde ellos parecen estar concentrados en cualquier cosa menos en la instantánea para su padre.
Fácil decir que todo es opresión y pisoteo; de hecho hay opresión, pero atención...cuánto hace Bicker por salir de esta situación o cuánto hace usted para enfrentar lo que le disgusta u oprime?? Cuidado, porque ARKHAM podría estar repleto de estos especímenes...
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séptima realidad
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