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jueves, 1 de marzo de 2007

Vigilar y Castigar...


Hemos presentado nuestra trama espacial: Un asilo tomado de caricaturas inspirado en la obra de Bob Kane. Pero ¿qué trasunta en nuestras vidas o por qué plantear este modelo de sociedad en un blog que aspira a ser una tribuna de opinión acerca de los viajes, del retorno, de las búsquedas hacia las claves discursivas de los individuos y de nuestra sociedad? Partiremos de lo básico. ¿Qué es Arkham?

El sociólogo alemán Niklas Lühmann plantea que la sociedad actual corresponde a una sociedad funcionalmente diferenciada - nomenclatura que será trabajada en otra entrada -, estrato que es la superación de otro nivel llamado sociedad estratificada, trazo histórico que implica en pocas palabras el medioevo y la época moderna. Ahora bien, una de las interpretaciones más logradas acerca del paso de estas sociedades estratificadas a las funcionalmente diferenciadas es la realizada por Michel Foucault cuando éste se propone estudiar aquel momento de irrupción en la modernidad a través de un "remaquillado" concepto de poder: no sólo aquel poder institucionalizado a través de la política, mas bien aquel que atendía a la emergencia de una multiplicidad de eventos singulares que, ramificados, se extendían por todos los ámbitos de las sociedad decimonónica y que delineaban una "sociedad disciplinaria" extendida a todos los ámbitos de la vida cotidiana.

El soporte de esta transformación pasa por el cambio de eje social del momento: el terrateniente feudal da paso al burgués, éste último hijo del sistema económico triunfante y que en el afán de lucro y en la racionalidad económica ve girar todo lo que le rodea. Ese mismo hombre que en la Edad Media y en la Alta Edad Moderna luchaba contra el pillaje y el bandolerismo campesino en función de la defensa del prestigio social que le reportaba el sistema, desde 1790 en adelante se preocupa por mantener los talleres con las máquinas en óptimo estado para el buen rendimiento fabril, por procurarse de materias primas y de mantener un stock para la demanda creciente de una Europa demográficamente en expansión. Esta nueva realidad llevó al burgués a depender en exceso del obrero, de quien, por ese pasado colmado de ilegalismos, se protegerá de manera mucho más activa que del campesino feudal.

La teoría foucaultiana apunta, entonces, a manifestar el control que la clase productiva ejerce sobre el obrero en términos de evitar formas asociadas al pillaje pero, más específicamente, el control va más allá: la génesis de estos dispositivos de vigilancia está asociada a la idea de que un individuo puede vigilar a todo el mundo a través del "manejo del espíritu"; por ende, todos los subsistemas - en términos luhmannianos - estarían aglutinados en la sociedad panóptica que parte del taller industrial y se generaliza al sistema judicial y penal sólo por citar algunos. ¿De qué forma? A través de la denominada "economía del cuerpo", es decir, aquella composición de fuerzas que forman parte de este dispositivo normalizador que ordena y articula las fuerzas corporales individuales de modo que se articulen máquinas eficaces insertas dentro de un aparato productivo ligado a las nuevas manifestaciones económicas y sociales de fines del S. XVIII y principios del XIX. Esta nueva concepción de sociedad se materializa en lo que Foucault denomina la regla de los emplazamientos funcionales, o sea lugares determinados para vigilar, para romper las comunicaciones peligrosas y, a la vez, para canalizar los cuerpos en todas las implicancias estructurales asociadas que enfatizan los espacios cerrados, el claustro, el encierro en último término. De allí que una multiplicidad de subsistemas estarían circunscritos en este principio, como por ejemplo los colegios, los hospitales, las empresas, los juzgados, etc. en donde el "encierro" es la manifestación de una serie de comunicaciones que el subsistema acoge y hace funcionar como verdaderos o falsos, el modo cómo se sancionan unos a otros: comunicación que, a fin de cuentas, se convierte en el estatuto de quienes están a cargo de decir lo que funciona como verdadero.

La validez de Foucault estriba en que estas formas de sociabilidad estarían caracterizadas por cinco rasgos que han estado presente desde el nacimiento de la modernidad y que hoy son posibles de encontrar en la sociedad global en la cual nos insertamos:

1. La "verdad" está centrada sobre la forma del discurso científico y sobre las instituciones que lo producen.

2. Está sometida a una constante incitación económica y política.

3. Es objeto, bajo diversas formas, de una inmensa difusión y consumo.

4. Es promovida y transmitida bajo el control no exclusivo, pero dominante, de algunos grandes aparatos políticos o económicos.

5. Es la causal de todo un debate político y de enfrentamientos sociales.

1 comentario:

VILLANO dijo...

Buen blog, por lo menos promete. Pero porque cero comentarios?, no digo que me importe, pero, será que los que postean se van a aquel innombrable y tenebroso asilo?... Comparto mxas de tus reflexiones, a Foucault no le rinod culto, sólo lo he leído -por lo menos lo fundamental- y la verdad es que abré puertas allí donde nacen los juicios críticos de la mente, para mi esa es su gracia. Suerte con el blog y ya leeré tus otras entradas, la verdad es que comienza el semestre académico y eso me trae de cabeza.

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