
Para que no sea aburrido para las visitas que acuden a Arkham a vernos, trayéndonos cigarros, galletas, chocolates y todas esas cantinelas, tomaré algunos referentes - extraídos de la historia, de la vida real, del cine, de los cómics, etc. para ilustrar este estado de privación del juicio o del uso de la razón que me han diagnosticado. Además, no quiero dejar pasar la oportunidad de mencionar a Penélope Glamour - otra habitante de este asilo - que me inspiró con una entrada a escribir estas líneas.

En el umbral de los veinte años mantengo mi inocencia, sin embargo el apego a la familia y a mis


Y si la inocencia y los niños o jóvenes han sido una tónica en las máscaras fabricadas para enfrentar al mundo....qué sería de esas caretas sin las - mis - féminas. La historia de mi vida y los comentarios de terceros me han convencido de que tengo algo de Alfie- película que no he visto por lo demás -, personaje interpretado en el cine por Jude Law, poseedor de una tendencia a relacionarse con mujeres de forma vanal: será por esa tropa de mujeres - dejando afuera a aquellas - que desfilaron por mi boca gustosa de probar distintos tipos de saliva. En este punto hay un referente femenino poderosísimo para explicar tales conductas: Katherine Cliphton - rol desempeñado por Kristin Scott Thomas en el Paciente Inglés - era una mujer apasionada e intensa pero el remordimiento de engañar a su pareja la hace sentir culpable ante ese amor - o esos amores - tránsfugas. Pero ojo, que lo estoy planteando en pretérito. Al respecto me identifico, mucho más, con ese Gary Oldman - en Bram Stocker's Dracula - que todo galante, impecablemente bien vestido y fachoso - cuan Don Johnson en los '80s - recorre Londres buscando a su amor de la eternidad...dejando ver, eso si, ese lado oscuro que le da el hecho de ser un muerto en vida, pero enamorado al fin y al cabo, o la lectura que hago yo: busca desenfrenadamente palear su soledad eterna.
A esas mujeres importantes, que me marcaron y me marcan, por personalidad, las máscaras de este insano les entregaron - en la medida de lo posible - las herramientas para que se desarrollaran. Es el caso de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, a quien Sartre criticaba y alababa de acuerdo a los distintos prismas de análisis que estuvieran desarrollando y discutiendo. Pero, por sobre todo, el filósofo francés amaba la libertad, incluso reconociendo a Beauvoir como la mujer de su vida, tenía relaciones paralelas con mujeres más jóvenes que él en función de la lucha en contra del paso de los años y de sus enfermedades, pues dependía en exceso de fármacos para mantener su salud que era bastante inestable.

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