Hagamos un viaje. Cada viaje tiene estaciones. Cada estación tiene su mobiliario. Cada mobiliario ha estado en contacto con la gente. Viajemos en la gente, con la gente y por la gente. Va a ser un viaje no exento de maldad, crueldad y desilusiones, pero también de emociones gratas. Subámonos a este, mi tren.
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martes, 3 de agosto de 2010
Espartaco - mito y realidad
Espartaco era un habitante de Tracia, pueblo no conquistado por Roma pero si tributario de éste. Mientras Roma estaba en campaña para tomarse el reino de Mitrídates en el Ponto (Asia Menor), Espartaco se sublevó de los romanos y se dedicó al pillaje y bandidaje en la zona. Seguramente, los romanos lo capturaron y conociendo las virtudes de los tracianos para la guerra lo llevaron a Capua al ludus (escuela de gladiadores) de Cneo Batiato en donde compenzó a pelear hasta cuando se dio cuenta de la realidad que vivían ellos y los esclavos de Roma en general. Era el año 73 a.C. según algunas fuentes, cuando el traciano ideó la revuelta de los esclavos o la "Guerra de Espartaco" (Bellum Spartacium).
"Las fieras rabiosas" como son definidas por las fuentes el pseudo-ejército emancipado, escaparon robando armas y comida al Vesubio. Es allí donde se comienzan a unir fuerzas: esclavos y campesinos empobrecidos que bajo una jerarquía cuestionable comenzaron a avanzar hacia el norte saqueando para poder sobrevivir. Setenta mil hombres se calcula que llegó a tener esta empresa a cargo de Espartaco y sus compañeros de gladium, Criso y Enomao, los otros cabecillas de la revuelta.
Los romanos que no veían en esta situación algo de cuidado mandó la mitad de una legión a repeler la insurrección para asi evitar el paso hacia el sur. Enomao cae en batalla y las tropas de Espartaco siguen al norte bordeando el Mar Adriático. Ante los acontecimientos, Roma envió a sus dos cónsules a repeler el avance de Espartaco. Según apuntan las fuentes, los discensos de Criso y el tracio los llevaron a separarse por conflictos de intereses y liderazgo o bien fue una estrategia militar constituyendo este ejército como la retaguardia del gladiador. Esto le costó la vida al galo (Criso) y a treinta mil rebeldes. Ya en Módena, a los pies de los Alpes, surge la interrogante ¿Por qué no escapar de Italia? Espartaco quemó la ciudad y dio vuelta atrás para segui camino al sur. En esto vio Roma que la sublevación podía ser una nueva Guerra Púnica y Spartacus un nuevo Aníbal Barca.
Era el turno de Craso, general romano poco ortodoxo, quien tenía como misión detener a Espartaco. Su intención alejarlo de Roma. Fue vencido y el tracio llegó a las costas colindantes con Sicilia pactando con piratas de allí el paso de las tropas del gladiador. Los piratas desconocieron el trato, no devolvieron el dinero - obvio - y Craso cercó la península entre el Jónico y el Tirreno creyendo que cercados se acabaría todo. Espartaco salvó el obstáculo sin problemas.
El héroe romano del momento era Pompeyo, general romano que acababa de incorporar Hispania a Roma, por lo que lo mandaron a llamar con la consiguiente furia de Craso. Finalmente, por el norte Pompeyo, por el sur Craso y por el Adriático Varrón Lúculo a Espartaco no le quedó más que enfrentar a Craso en un campo que se desconoce (Apulia tal vez)y, en un acto sin sentido, acuchilló a su caballo emulando algún rito tracio a lo mejor con su posterior muerte de una lanza en el muslo y luego el remate definitivo. De los cuarenta mil muertos, se desconoce el paradero de Espartaco y los que salvaron con vida, lo más probable, es que Pompeyo que había llegado con los hechos consumados los haya ajusticiado: Cerca de tres mil sobrevivientes fueron crucificados en la Via Apia como símbolo del poder romano.
Espartaco durante la historia a sido invocado, generalmente, como un individuo reivindicativo de las injusticias. Marx, el movimiento spartakista alemán de 1916 y Lenin quien lo reconoce como el héroe más grande de los movimientos servilistas.
Hoy, se puede ver esta historia - novelada - en TV cerrada los domingos por la noche en City Max.
lunes, 2 de agosto de 2010
Ascensor Cordillera, 70 grados al cielo
Contradicciones de la política, del sistema, de lo que fuere. En la página de la Ilustre Municipalidad de Valparaíso se señala que el ascensor Cordillera está en "en plena vigencia".
La opinión pública hizo eco este fin de semana del cierre a las 21.30 del sábado 31 de julio de este ascensor que tiene su validez histórica, entre otras, de haber sido el segundo en haber sido construido en 1887 (no en 1894 como señala la ya citada página de la Municipalidad porteña). Su validez histórica también radica en que está en el tramado del casco patrimonial reconocido por la UNESCO, la que siempre ha estado exigiendo el mantenimiento de esta área patrimonial. Sin embargo, el compromiso de las autoridades políticas del municipio, de privados y, en menor medida, de los usuarios, quienes señalaron que el ascensor no iba a cerrar, desacertaron y ahi están las consecuencias: aparte de una vista espectacular al puerto cuando uno baja desde la Pza. Eleuterio Ramírez, hay consecuencias humanas: la "escalera de la muerte" será el único medio de acceso a esta plaza, al museo Lord Cochrane y al Museo - y café - de Lukas.
Con una gradiente de 70º - lo que lo hacía el ascensor más empinado de los del Puerto - alcanzaba una cota de 30 mts. sobre el nivel del mar. Era administrado por la Cia. de ascensores mecánicos de Valparaíso, quien fue la que tomó la decisión en función de que no era autosustentable sin la ayuda de fondos provenientes de otros lados. 20 millones de dólares costaría salvar los pocos ascensores que aún siguen funcionando y devolverle al cerro Cordillera su ascensor, sin embargo parece no haber voluntad. Se prefiere subir el valor del Transantiago descaradamente a costa de los usuarios y así el gobierno desligarse del tema sustento, bien. Pero porque no desentralizar fondos para la recuperación de estos actores de la historia porteña.
La fragilidad del Cordillera va más allá de materialidad liviana, su puerta de doble hojilla y vidrios, y sus dos rieles enclavados en el cerro en hormigón. También, su fragilidad va por nuestro escaso acerbo histórico y pertenencia a lo local en detrimento de otros intereses llámense políticos, económicos o lo que sea.
En virtud de no seguir perdiendo algo no solamente local sino que, también, nacional apelemos a que voluntades que quieran conservar algo tan nuestro en el año del bicentenario aunen deseos en pos de no matar a este monumento de 123 años que soportando un incendio ha sobrevivido estoicamente no solamente al paso del tiempo.
domingo, 21 de diciembre de 2008
"De carteritas"

miércoles, 26 de noviembre de 2008
Evolución histórica del género en Chile (2ª parte)



Quien mejor llevó a cabo este concepto de

miércoles, 17 de septiembre de 2008
El verdadero Padre de la Patria: José Miguel Carrera


sábado, 30 de agosto de 2008
Memoria y Presente
Evolución histórica del género en Chile (Parte 1)

martes, 18 de marzo de 2008
Judas, un incomprendido más de Arkham


jueves, 21 de febrero de 2008
Nuestra nula afinidad con el carnaval!!




lunes, 3 de diciembre de 2007
Por qué había que matar? (2ª parte)

En este drama social, en donde por añadidura el escenario lo constituye la pampa y no la ciudad, obreros y patrones ven en el Estado al ente, supuestamente neutral, capaz de dirimir el conflicto. Claro está, lo que pampinos y capital demandaban del gobierno central eran asuntos que diferían radicalmente entre sí. Los primeros apelaban al papel redistributivo inspirado, supuestamente, en la idea de justicia social que asignaban al Estado. Los segundos reclamaban de éste una participación más activa en el cumplimiento de lo que pensaban era una responsabilidad social subsidiaria ineludible por parte del Estado, papel que se sustentaba en su obligación de salvaguardar la reciente soberanía alcanzada sobre la región.
Pero el Estado chileno tenía su propio libreto sobre el norte en general y acerca del conflicto en particular. En efecto, el norte existía en tanto enclave económico, silente de voces humanas, proveedor de ingresos e importante comprador de servicios (arrendamiento de terrenos). Más aún, traspasado por una concepción del espacio acuñada tras larga data, reconoce y cuenta la existencia social, política y cultural de la ciudad costera y su estilo de vida citadina - Iquique -, pero le resulta dificultosa percibir el hinterland como una entidad que cuente más allá de mera realidad productiva.
Además, para un Estado intrínsecamente comprometido con el centro, para el que las simpatías estructurales están derechamente alineadas con el capital y que, por añadidura, se encuentra nutrido por valores de estilo victoriano, sustentadores del orden y la disciplina, su irrupción en el conflicto entre patrones y obreros no podía ser neutral. Y actúa su papel conforme a un guión conocido: hay que someter las fuerzas del caos que desestabilizan al sistema y reinstalar el orden que regía el circuito de recursos que surtían a la metrópoli.
Ocurrida la tragedia, podríamos anotar, entre otras, las siguientes consideraciones:
1. Siguiendo a Hanna Arendt, la política es una suerte de momento en donde los individuos se encuentran, ya sea en la polis, en el foro, en el parlamento u otra entidad de similar naturaleza. En síntesis, ocurre donde los individuos son iguales.
2. En los términos de Jacques Ranciére, la política permite distinguir entre el bien y el mal, lo justo y lo injusto. Para ello, coincidiendo con Arendt, es menester que existan condiciones de igualdad.
3. En este sentido, para el Estado chileno, la política en el norte se desarrolla en el espacio urbano - Iquique -; la pampa es silencio.
4. El pampino, de algún modo, intuye y conoce esta situación. Por ende él y su familia, para existir y contar, se deben desplazar del silencio a la ciudad costeña.
5. La gran huelga de 1907 marca la presencia de la desigualdad. Esta carencia de igualdad - o de lo político -, produce daño. Y, en política, el daño significa que el demos, el pueblo, no es contado. Esto es: existe una categoría social - el obrero pampino - que no se cuenta. Cuando ello ocurre, no se tiene más rango que el de ser una masa indeferenciada, que no posee riqueza ni virtud.
Así la represión de 1907 expresa un acto de control social, un acto de policía no de política.En 1907 se pone de manifiesto un Estado nacional - central - y, por lo mismo, no reconoce ni asume lo regional.
El año 1907, en la Escuela Santa María de Iquique, refleja la intolerancia del centro frente a la disidencia, ante la diversidad y en relación con los que no cuentan.domingo, 18 de noviembre de 2007
En qué consiste la biopolítica?



lunes, 5 de noviembre de 2007
Por qué había que matar!! (1ª parte)

domingo, 21 de octubre de 2007
Una relectura del "Laberinto de la soledad" de Octavio Paz
La ponencia se llamaba "América o el sufrimiento de hacer un continente" y básicamente exploraba el encuentro de los dos mundos con especial hincapié en la óptica que representaba la visión de los vencidos. En ese contexto me encontré con Octavio Paz, Nobel mexicano que entre su vasta producción había desarrollado un ensayo en el cual planteaba las raíces identitarias del ethos mexicano; pero soslayando ese transfondo, el texto exploraba una epísteme mucho más profunda, enquistada en principios comunes para gran parte de Latinoamérica, la soledad.
La soledad, el sentirse y el saberse solo, desprendido del mundo y ajeno a sí mismo, separado de sí no es característica del mexicano. Todos los hombres, en algún momento de su vida, se sienten solos; y más: todos los hombres están solos. Vivir, es separarnos del que fuimos para internarnos en el que vamos a ser, futuro extraño siempre. La soledad es el fondo último de la condición humana. El hombre es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda de otro... La soledad es una pena, esto es, una condena y una expiación. Es un castigo, pero también una promesa del fin de nuestro exilio. Toda vida está habitada por esa dialéctica... Nacer y morir son experiencias de soledad. Nacemos solos y morimos solos. Nada tan grave como esa primera inmersión en la soledad que es el nacer, sino es esa otra caída en lo desconocido que es el morir.
Desde el punto de vista de Paz, entonces, la soledad sería connatural a nuestras existencias asi como también la ruptura de ella; sin embargo, en culturas como las nuestras existe un círculo en extremo poderoso que nos ata, nos lía y nos sujeta a ella con un inusual lastre construido por el pasado que nos impide a concretar esa sociedad moderna a la cual Lühmann llama las sociedades funcionalmente diferenciadas. El por qué de la existencia de este obstáculo tiene que ver con que en la génesis de nuestra historia latinoamericana se produjo una "violación" física y mental perpetrada por los vencedores. Somos el resultado - como cultura Latinoamericana - de una afrenta sexual que perduró en el tiempo y se hace patente en muchos rasgos de nuestra cotidianeidad. No vamos a explayarnos en el surgimiento de nuestra raza mestiza ni en la relación - barraganía, amancebamiento o violación - que tuvieron los conquistadores con las nativas al momento de colonizar América; pero sí vamos a tomar de Gabriel Salazar la relación de un peón o un gañán - mestizo - con su mujer y sus hijos durante cualquiera de los siglos que van del XVII al XX para ver que el común denominador se vuelve a transformar en una soledad institucionalizada.
No se hizo presente el día del parto. Tampoco había aparecido en el último tiempo del embarazo... No se hizo cargo de ninguno de los niños... los hombres como Mateo no formaban familia. Se sentían compelidos, más bien, a "andar la tierra"... atravesando la cordillera. Apareciendo y desapareciendo... Así, poco a poco, de pura ausencia y "noticiamiento", un papá del tipo de Mateo Vega se iba transformando, en la mente de sus hijos, en una especie de leyenda. En un padre mítico, legendario, pero lejano e inútil. Por eso, a veces, se le admiraba, pero las más de las veces se le temía y rechazaba.
Cuando de permanencias históricas se trata, la figura del padre, del procreador parece desvanecerse por completo en nuestro continente y en nuestras culturas. No es extraño que el mestizo durante la Colonia haya sido rechazado por padre y madre por no presentar rasgos fisonómicos de ninguno de ellos. Es lógico entonces, si ese niño no era europeo y tampoco nativo, que se produciera el abandono de la criatura a su suerte por constituirse en un "otro", en una alteridad con respecto a los prejuicios de todos los estamentos sociales del Chile colonial y republicano. Es el mal de nacer "huacho" y de constituirse en el producto indeseado del tipo de relación que fuese, tanto para sus padres como para la sociedad institucionalizada. Al respecto, Gabriel Salazar apunta ¿Qué sentía mamá cuando escapaba corriendo de vuelta hacia su rancho? ¿Iba con pena? ¿Iba llorando? Tal vez si. Pero es probable también que no, porque, según lo que revela otro de sus "procedimientos", solía regalarnos, a plena luz del día y con una gran sonrisa en sus labios - como si fuéramos una flor de su jardín - , a algún patrón o patrona muy querido para ella. Y no era todo: otras veces preferían vendernos a la usanza - como se denominaba este "procedimiento" - a los mercachifles que proporcionaban niños huachos y chinas a las casonas y palacios de Santiago, que devoraban y consumían sirvientes como si fueran "frutos del país". En la capital, los huachos servíamos para rellenar cualquier oficio servil: desde esclavos puertas adentro de las casas señoriales, hasta las plazas vacías del Ejército de la Patria; todo, por supuesto, a "ración y sin salario". Pero eran muchas las mujeres - más de lo que cualquiera pudiera imaginar - que, en su desesperación, tomaban la decisión suprema de deshacerse de nosotros de un modo más directo: arrojándonos al fondo de una quebrada. Allí, entre el barro y el estiercol, terminábamos convertidos en carne para perros, ratas y chanchos".
La sociedad chilena del S.XIX próspero y rico gracias al carbón, el trigo y el salitre buscó en la filantropía y en algunas familias de buena voluntad acoger a estos niños; más tarde, sobre todo, desde 1930 en adelante y hasta 1973, fue el Estado el que se consagró a generar mayor justicia social. Sin embargo, quedó pendiente la tarea de reconocernos como sociedad y, también, como lo "otro".
El latinoamericano, en general, y nosotros los chilenos en particular, atesoramos intrínsicamente ese pasado patronal - atestiguado en nuestra tradición estatista, vista ésta como un padre siempre dispuesto a proveer al necesitado y, también, a castigar al que rompe el modelo preestablecido; de allí también nuestra tendencia al autoritarismo político - en donde la desconfianza, el disimulo, la reserva cortés que cierra el paso al extraño, la ironía, todas, en fin, las oscilaciones psíquicas con que al eludir la mirada ajena nos eludimos a nosotros mismos, son rasgos de gente dominada, que teme y que finge frente al señor (ejemplos sobran como el caso de la jerarquía burocrática en el tipo de empresa que sea). Es revelador que nuestra intimidad jamás aflore de manera natural, sin el acicate de la juerga, el alcohol o la muerte. Esclavos, siervos y razas sometidas se presentan siempre recubiertos por una máscara, sonriente o adusta. Y únicamente a solas, en los grandes momentos, se atreven a manifestarse tal como son. Todas sus relaciones están envenenadas por el miedo y el recelo (manifestación típica en Chile el chaqueteo y el cahuineo). Miedo al señor, recelo ante sus iguales. Cada uno observa al otro, porque cada compañero puede ser también un traidor. Para salir de sí mismo el siervo - entiéndase cualquier empleado apatronado - necesita saltar barreras, embriagarse, olvidar su condición. Vivir a solas, sin testigos. Solamente en la soledad se atreve ser. Como lo que le ocurría a Mateo Vega.
La historia está llamada a esclarecer muchos de esos comportamientos y fantasmas que nos determinan, pero no los disipará. Sólo nosotros podemos enfrentarnos a ellos. La historia nos ayuda a entender ciertos rasgos de nuestro carácter, a condición de que seamos capaces de aislarlos y denunciarlos previamente - ser honestos, en todo caso, nos cuesta mucho -.
Un ejemplo para graficar lo dicho, reafirmándome en el propio Paz. Cuándo un chileno quiere maldecir - por lo que sea - grita "Por la puta madre". Y ¿qué es la puta? Ante todo es la madre. No una madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La puta es una representación de la maternidad; de esa india, negra, zamba, mestiza, china que era obligada a tener sexo con el patrón o lisa y llanamente era violada por un peón, gañán, negro, español o señorito. La puta es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre. Esta maledicencia no sólo se utiliza para desaprobar moralmente a una mujer o a un hombre, sino que también lleva consigo una carga implícita de fracaso, de haber fallado en algo, o bien equivale, de igual modo, a la destrucción de algo, asi como también algo que resultó fabuloso y exitoso (las menos de las veces).
El poder mágico de la palabra se intensifica por su carácter prohibido. Nadie la dice en público. Solamente un exceso de cólera, una emoción o el entusiasmo delirante, justifican su expresión franca. Es una voz que, generalmente, se escucha entre hombres, o en fiestas. Al gritarla, rompemos un velo de pudor, de silencio o hipocresía. Nos manifestamos tales como somos de verdad.
Dice Octavio Paz al respecto de las implicancias del "hijo de la chingada", equivalente a nuestro hijo de puta, o la puta que te parió, o de puta madre, o ándate a la puta. La chingada es la "madre abierta", "violada". "Estamos solos. La soledad, fondo de donde brota la angustia, empezó el día en que nos desprendimos del ámbito materno y caímos en un mundo extraño y hostil. Hemos caído; y esta caída, este sabernos caídos, nos vuelve culpables. ¿De qué? De un delito sin nombre: haber nacido."
Finalmente, y tratando de involucrar todos los tópicos analizados, la figura femenina se vuelve trascendental en esta presentación; sobre todo hoy, que está tan de moda el concepto de femicidio político para referirse a la situación política contingente que nos toca vivir. La mujer siempre se ha planteado al hombre como lo "otro", su contrario y complemento. Si una parte de nuestro ser anhela fundirse a ella, otra, no menos imperiosamente, la aparta y la excluye. La mujer es un objeto, alternativamente precioso o nocivo, mas siempre diferente. Al convertirla en objeto, en ser parte, y al someterla a todas las deformaciones que su interés, su vanidad, su angustia y su mismo amor le dictan, el hombre la convierte en instrumento ( a recordar que una de las madres de nuestra historia es Inés Suárez, amante de Pedro de Valdivia, quien al saber de la inminente llegada de Marina - su mujer - casa a su amante con su mejor amigo, Rodrigo de Quiroga, lo que nos lleva indefectiblemente a que desde nuestros inicios la mentira, el engaño, la falta de honestidad y la manipulación de las situaciones a nuestra conveniencia no es de ahora nada más). Medio para obtener el conocimiento y el placer, vía para alcanzar la supervivencia, la mujer es ídolo, diosa, madre, hechicera o musa, según nos muestra Simone de Beauvoir pero jamás puede ser ella misma. Y cuando, ocasionalmente, en este tipo de sociedades, una mujer logra revertir ser objeto para convertirse en sujeto, vuelven a asomar los fantasmas de una cosmogonía que la coloca en el centro de cualquier desgracia posible sólo por el hecho de ser la que carga con el pecado original, con la supeditación al hombre, con el estigma de ser la madre violada de los latinoamericanos....la puta madre!!!
lunes, 10 de septiembre de 2007
La construcción de un mito: Diego Portales y Palazuelos

Creo que históricamente esta entrega es la más débil de las cuatro que se han exhibido, puesto que la historia central se enfoca en la vida privada de Portales más que en su gestión política. Hasta ahí todo bien, sin embargo la historia presenta algunas "lagunas" bastante trascendentales a la hora de entender ese mismo ámbito privado como por ejemplo la aparición espontánea y de la nada de Constanza de Nordenflicht, una mujer peruana que se convirtió en la amante de Portales y que le dio tres hijos nunca reconocidos por éste, situación que se subentiende tras la promesa de jamás volver a casarse tras la muerte de su esposa y amor de toda su vida: Josefa Portales y Larraín o "mi dulce Chepa" como él la solía, cariñosamente, llamar. Tampoco queda claro la situación histórica de su padre, don José Santiago Portales y Larraín, quien aparece exiliado a la isla de Juan Fernández en el año 1808, cuando en ese año el proceso de independencia aún no comenzaba y, por ende, los exilios a los patriotas tampoco. En tercer lugar, se omite absolutamente el rol de comerciante de Portales, hecho que primero lo llevó a asentarse en Perú durante algunos años, a formar una empresa con su socio de toda la vida, José Manuel Cea y, como consecuencia de estos sucesos, a hacerse del estanco del tabaco - monopolio a través del cual esta empresa gozaría del monopolio en la venta de este producto en Chile - durante los primeros años del Chile independiente. Es este negocio y su estruendoso fracaso lo que llevará a Portales a interesarse por la política, y más que por la política, su foco estuvo en la eliminación del espectro político de la facción liberal - o pipiola - que entre 1827 y 1829 gozó del poder político y que fue responzabilizada por Portales del fracaso de su negocio.


El hecho de que el sistema portaliano se haya extendido hasta 1891, ha generado en alguna historiografía que la figura de Portales se conciba como la del verdadero organizador de la república, y no sin razón. Diego Portales, algo contradictoriamente, señaló que todo gobierno debía basarse en principios y no en personas (atacando los caudillismos típicos del período post independencia). Dichos principios debían estar encarnados en leyes que estuvieran por sobre los individuos para que éstas modelaran el comportamiento cívico de los individuos: Su mayor expresión fue la Constitución de 1833. Misma de la que Portales en más de una oportunidad, mirando a través de sus valores políticos - muchas veces subvertidos a la mirada convencional - se burló: "De mí se decirle que con ley o sin ella, esa señora que llaman la Constitución, hay que violarla cuando las circunstancias son extremas. Y ¡qué importa que lo sea, cuando en un año la parvulita lo ha sido tantas veces por su perfecta inutilidad".

A la luz de lo ya planteado queda claro cuán controversial resulta hasta hoy la figura portaliana: Querido y adorado por algunos sectores - más bien conservadores -, denostado y odiado por la izquierda intelectual y política por ser un referente del autoritarismo político. Aún así esta figura sigue siendo objeto de análisis por su protagonismo en la organización del Chile independiente y en 2005 volvió al tapete tras encontrarse sus restos en la catedral de Santiago en donde había yacido olvidado y extraviado por mucho más de un siglo. Las paradojas de la historia. Renegó de Dios por haberle quitado a su mujer e hijos y tras ser cautivado en Quillota y fusilado en Valparaíso en 1837 de manera bastante salvaje pues resistió a las balas para luego ser acuchillado en más de treinta oportunidades por bayonetas, sus restos fueron a parar a donde menos hubiera él deseado probablemente.

jueves, 30 de agosto de 2007
El miedo (3ª parte): De la angustia individual al miedo colectivo





lunes, 27 de agosto de 2007
El miedo (2ª parte): De las mentalidades al imaginario


